Leyenda

ESPAÑA PINTORESCA

La Lengua Española

España es la tierra de las leyendas y del romanticismo.

Llegamos a una de esas soñolientas ciudades españolas, de calles tortuosas, con casitas blancas que brillan en el sol o que reposan en una grata penumbra. Las casitas son orientales y en algunos balcones hay bellas señoritas. Vemos mujeres que cruzan la calle con pasito corto y ligero; hombres que pasan envueltos en sus capas y que hablan gesticulando.

Escuchamos el pregón rítmico de los vendedores ambulantes, el cuchicheo de los transeuntes, y si preguntamos:—¿Pero qué lengua es ésta, tan melodiosa y tan grave al mismo tiempo?—nos contestará un cualquiera:—Éste es el español, el idioma de los dioses.— A continuación nos referirá la consabida leyenda.

—¡Sí, señor, la lengua de los dioses! ¿Es que acaso Vd. ignora que allá en el comienzo de los tiempos hubo un gran concilio en el Olimpo?

Tengo entendido que los dioses se reunieron para hablar de los asuntos del día. Cada cual habló de sus tareas y de sus creaciones.

Uno de ellos había creado el agua, otro los peces, otro las aves. Hércules había formado las rocas y los árboles, Apolo la hierba tierna y ondulante. Vulcano, dando un golpe en el yunque con el martillo, había hecho brotar soles de fuego y estrellas titilantes.

—¿A que no sabéis lo que yo he creado?—exclamó un dios pequeñito.—He plantado un jardín fertilísimo a un extremo de Europa. Es un paraíso terrenal, al que llamaremos «Jardín de las Hespérides».

Aplaudieron los dioses, sonrieron las semideidades, y Cupido batió las alas satisfecho.

—Permíteme—, dijo la generosa Juno,—que yo corone con un toldo azul, con un cielo de zafir ese tu Edén.

—Deja que yo esconda toda clase de minerales preciosos en tu paraíso,—suplicó Mercurio.

—Yo daré a los habitantes de la bella Hispania valentía y honor,—aseguró Marte.

—Sus mujeres serán heroínas,—dijo Minerva.

—Y hermosas,—afirmó Venus.

—Y románticas,— añadió Cupido.

—Su idioma será el lenguaje de los dioses,—propuso Júpiter con gravedad.

Y desde aquella remota fecha el español es y será siempre el idioma de los dioses.

No faltan, sin embargo, otros orígenes para la lengua española, menos pintorescos, pero no menos interesantes.

El español es una derivación directa del latín. Se halla enriquecido por un gran número de palabras de las naciones que desde las épocas más remotas habitaron la península ibérica, tales como: los iberos, celtas, fenicios, griegos, cartagineses, godos y árabes.

A principios del siglo doce surgió el dialecto romance: derivación del latín corrompido que se hablaba en España en aquellos siglos. Este dialecto llegó a ser una lengua independiente, y en ella aparecieron en España los primeros monumentos literarios.

El romance, enriquecido por voces arábigas y por voces de las lenguas modernas, se conoce con el nombre de lengua castellana o española.

Hoy día hay más de setenta millones de personas que hablan español, y es éste el idioma de España, de la mayor parte de América del Sur, de casi toda la América Central, Méjico y las Antillas.

Es un idioma rico, sonoro, flexible y fácil de aprender, y su pronunciación no ofrece grandes dificultades. Es un lenguaje tan lleno de ritmo y melodía, que con razón asegura la leyenda que es el idioma de los dioses.